Caballo Criollo Chileno – una raza única

El Caballo Criollo Chileno es una de las razas equinas más antiguas y singulares del mundo.

A lo largo de los siglos, la raza criolla chilena evolucionó en la costa de Chile, fruto de la combinación de caballos árabes, mestizos españoles y caballos de la Pampa.

Un caballo con muchas habilidades

Debido a sus características únicas —resistencia, velocidad, docilidad e inteligencia—, estos animales se convirtieron en una parte fundamental de la vida rural chilena.

Por razones históricas y económicas, Chile siempre ha mantenido una estructura rural más sólida y consolidada que sus países vecinos.

Además, desde 1820, el país demostró su pasión por los caballos, cuando envió ejemplares de la raza pura chilena como obsequio al rey Jorge IV de Inglaterra.

La influencia de la introducción de las razas Pura Sangre Inglés (PSI) y Árabe, cuidadosamente controlada, tuvo un impacto significativo en la morfología del caballo criollo chileno.

Ya en 1844, los criadores chilenos se unieron para fundar su propia asociación e iniciaron un proceso de selección basado en la función del caballo, convirtiéndose en verdaderos pioneros.

El rodeo y la revolución de 1946

La revolución en la crianza equina en Chile tuvo continuidad a partir de 1946. Ese año se establecieron las normas para el rodeo “Medialuna”, un evento que exigía que los caballos criollos demostraran características funcionales.

Esto dio origen al criollo chileno tal como se lo conoce hoy: un caballo versátil y de gran habilidad funcional.

La pista de rodeo Medialuna, peculiaridad chilena, tiene forma de media luna y está compuesta por nueve pruebas emocionantes.

Entre ellas, la mayoría pone a prueba la destreza de los jinetes y la agilidad de los caballos, como el “volapié”, similar al “spin” del Quarter Horse, en el que el caballo gira rápidamente sobre su propio eje.

Otras pruebas enseñan al caballo a permanecer quieto en caso de caída del jinete, o el espectacular galopar de lado, donde dos jinetes persiguen al ganado hasta inmovilizarlo contra la barrera de la medialuna.

Ese mismo año, Chile exportó dos notables padrillos a la Argentina: Deseado, de pelaje bayo (nacido en 1922), y Sectario, de pelaje tordillo y 1,50 m de alzada (nacido en 1929).

Relación con el pueblo gaucho

A partir de la década de 1970, los gauchos brasileños intensificaron la importación de caballos criollos chilenos.

El primero fue La Invernada Aniversario, el primer ejemplar chileno utilizado como reproductor en Brasil.

Más tarde llegaron Tren Tren Arrebol, padre de los renombrados reproductores Pozo Azul Chacao y el legendario La Invernada Hornero, además de Trongol Pilpilco y Santa Elba Señuelo.

Cabe destacar el extraordinario Santa Elba Comediante, apodado cariñosamente el “Caballo Motor” por su impresionante funcionalidad.

Con el tiempo, la influencia del criollo chileno se expandió por otras regiones, enriqueciendo la tradición y consolidando al caballo criollo chileno como una joya de la equitación.

La leyenda de La Invernada Hornero

Sin dudas, La Invernada Hornero (nacido el 08/11/1971 y fallecido el 25/08/1997) es ampliamente reconocido como el caballo más destacado en el Registro de Mérito de la ABCCC (Asociación Brasileña de Criadores de Caballos Criollos). Fue el gran récord en número de hijos campeones.

Entre sus logros, merece mención especial su doble récord en la Expointer, donde en 1996 y 2000 fue padre simultáneamente del gran campeón y de la gran campeona.

En tres ediciones consecutivas (1994, 1995 y 1999) alcanzó otro récord histórico: presentar el gran campeón, el reservado gran campeón y el tercer mejor.

Hornero dejó un legado inmenso, siendo progenitor de caballos excepcionales como Nobre Tupambaé, Itaí Tupambaé, Entrevero Charrúa, Butiá Arunco, Faceiro do Junco, BT Bailongo, entre muchos otros.

Su genética marcó un antes y un después en la historia del caballo criollo brasileño, influyendo de manera decisiva en su consolidación moderna.

Hornero fue más que un caballo extraordinario: un verdadero ejemplo de nobleza, fuerza y temperamento dócil. Su contribución a la raza criolla y su papel en la formación del actual caballo criollo brasileño son incalculables.